Amigos de Villaseca de Uceda

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CABECERA

Las tripas de la Botarga

César Pérez

18

enero

2025

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La Botarga de Villaseca de Uceda porta una máscara con una melena colorada, viste un colorido pantalón corto y una chaquetilla de fieltro abotonada formada por multitud de piezas de colores. También lleva un gorro de pico, una taleguilla y sostiene en la mano una cachiporra de madera. Si no llevara los cencerros atados al cinto y sus abarcas abrochadas sobre medias de punto blancas no sería la misma.

Ese es su aspecto exterior, por el que todos la reconocemos, pero debajo de esta indumentaria está lo único que puede lograr que perdure en el tiempo y no vuelva a desaparecer, como ya ocurrió hace muchos años.

Durante dos ediciones se movió y bailó como sólo sabe hacer Alfredo. Este año corrió y saltó con los aires más juveniles de los que le dotó Álvaro. Ellos eran quienes bajaron y subieron la Cuesta de la Botarga.

Pero no iban solos. Iban junto a quienes se esforzaron por recuperarla, por quien dibujó el cartel, quien se encargó de buscar una actuación con la que cerrar la jornada, quien preparó y repartió las migas, los que pusieron y quitaron mesas y sillas, el que preparó y sirvió el caldo, quienes barrieron y fregaron, los que se preocuparon de montar una hoguera que prender al paso de la Botarga, el que compuso el himno y los que escribieron las coplillas, quienes dejaron de acompañarla para tener preparado el vermú, la que guarda el saco de año en año para que pueda repartir pan duro a quien no la recibe como corresponde, los que se encargaron de la compra y de atender la barra, y de alguno que siempre está al quite por lo que se pueda necesitar.

Una sola persona es quien baila, corre, salta y hace reverencias, pero en las tripas de la Botarga de Villaseca de Uceda está cada una de esas personas que la hacen posible. Todos los que ponen su granito de arena para que sigamos pudiéndonos emocionar cuando la vemos aparecer en el horizonte y para que quienes acuden disfruten de un precioso día en el que se cuida y se mima una tradición y se apuesta por la cultura y la concordia.

Si, como dicen, las emociones parten y se acumulan en las tripas, podremos seguir disfrutando de nuestra Botarga el tiempo que estemos dispuestos a cuidarlas. Y qué mejor forma de cuidarlas que seguir formando parte de esas tripas e intentar transmitir el legado a las nuevas generaciones.

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