Una ronda muy emotiva
Es bien sabida la emotividad de las rondas, las que son tradicionales y se cantan porque las has oído cantar y solo esas letras ya te recuerdan a las personas que las entonaban antaño, y las nuevas creaciones porque surgen del momento actual, del cariño y en ocasiones del picadillo que tantas risas nos sacan. Este año para mí, ha sido especialmente emotivo, pues el intento de enganchar a los más pequeños y meterlos ‘en vereda’, va dando sus pequeños frutos, y encima en algo tan nuestro como es la ronda, porque este año, hemos podido contar con unos rondadores de honor: los mayores por su experiencia y empeño, los Mahurotos con su profesionalidad y los pequeños por su ilusión.
Cada uno con su instrumento, han hecho sonar, pito de llaves, guitarrillos, guitarras, tambores, maracas y panderetas como nunca, y aunque este año hemos tenido casi más instrumento que voces, y más ruido que música, para mí, ha sido la mejor ronda, y lo ha sido por varios motivos: Porque en ella ha habido mucha más presencia que otros años de los jovenzuelos, a los que se les va notando la edad y la hora de acostarse les permite madrugar, y por ese atisbo de relevo que nos han dado los pequeñines, demostrando ya su gusto por el cante. Viva el Santo Ángel que cada año nos une un poco más.