Amigos de Villaseca de Uceda

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CABECERA

8 kilómetros de Fuentelahiguera de Albatages a Málaga del Fresno son 1 ermita, mucha encina, alguna seta, campos sembrados, campos sin sembrar, ver a las grullas volando hacia el calor del Sur, oler a estiércol, a jara, a lumbre, 3 corzos huyendo de nada, 5 charcos, 1 charca, 4 gotas, 10 paraguas, 3 paradas, una para hablar de la cañada real Galiana que hoy no pisan ovejas sino 170 campiñeantes (pienso que contar ovejas es como contar estrellas, y que la cañada es como la Vía Láctea, no sé, que escucha nuestros problemas, lo que vamos hablando, y nos mira con un cariño antiguo), otra para revivir el oficio moribundo del herrero, y otra para comer migas (de pastor, claro) en un descansadero, que es una palabra grande y suave con la que me duermo esa noche en la boca.

Sólo se ama lo que se conoce. Lo dicen las camisetas que llevan algunos campiñeantes. Y yo diría que sólo se conoce por insistencia, por repetición. Por eso ahora quiero un poquito más a la Campiña y otro poquito a los campiñeantes, y por eso tengo que volver para ir queriéndolos cada vez más.

P.D.: Carlos Utrilla obtuvo el primer premio del I Certamen de Microrrelatos «Los colores de la Campiña» , premios que se entregaron a la finalización de la ruta.

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